Territorio humano

En TERRITORIO HUMANO, Isabel y José, los protagonistas, se adaptan de la mejor manera que pueden al mundo que los adultos han construido para ellos, pero no quieren reproducirlo, quieren cambiarlo a través de la creatividad, la amistad, el amor y la solidaridad, los valores verdaderamente humanos que pueden salvarnos de tantos abismos.

El cortometraje promueve la difusión y defensa de los derechos de la infancia, porque para sus creadores es un mandato dar voz y visibilizar a los niños y niñas, especialmente aquellos que no cuentan con igualdad de oportunidades para su presente y su futuro. Y lo hacen desde la mirada de la infancia. Lograr la utopía, mirar la vida, la realidad con ojos de niño, es la forma de hacer verdaderamente partícipes a los niños y niñas, de empoderarlos. Y también porque en su mirada se encuentra la honestidad, la inteligencia, la belleza y la humanidad.

Sin embargo, la historia de TERRITORIO HUMANO no solamente muestra las realidades difíciles de sus protagonistas, también muestra su búsqueda de soluciones. Isabel, desde sus propias carencias, enseña a José el sentido de la solidaridad como una experiencia vital mágica que se contagia: Una actitud personal que debe ser una respuesta social para el desarrollo sostenible de todos y todas.

Para nuestros niños y niñas es urgente que exista un cine que los muestre en toda su grandeza, con el que puedan identificarse y que permita a los adultos conocerlos realmente. TERRITORIO HUMANO es un corto para, con, de y sobre niños, de género social para todos los públicos.

En términos formales esta premisa se traduce en un estilo naturalista (fotografía, interpretación, montaje) que bordea los límites del documental. Una historia realista que busca la poesía nacida de la infancia.